Antorcha

6 DE ENERO DE 1915 Y 7 DE ENERO DE 1907, FECHAS MEMORABLES PARA LOS CAMPESINOS Y OBREROS MEXICANOS

Samuel Aguirre Ochoa

El 6 de enero de 1915, el presidente de la República de aquel entonces, Venustiano Carranza promulgó en Veracruz la Ley Agraria, cuyo, objetivo fundamental consistió en recoger los anhelos de justicia y equidad de los campesinos mexicanos, que se debatían en la pobreza y en la miseria como peones de los grandes hacendados. Carranza presionado por las huestes de Villa y de Zapata se vio obligado a establecer la repartición y distribución de la tierra mediante la expropiación de las grandes haciendas que habían sido arrebatadas por los conquistadores a sus dueños originales, los nativos  mexicanos. Se fundaron la Comisión Nacional Agraria, las Comisiones Locales Agrarias y los comités particulares ejecutivos.

Más adelante, en el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos quedó establecido que las tierras pertenecían a la nación y que ésta tenía la facultad de entregárselas a los campesinos que solicitaran la fundación de un ejido, un nuevo centro de población, una colonia agrícola o la restitución de los bienes comunales. Algunos gobiernos repartieron tierras y otros no.  Finalmente en 1992 terminó el reparto agrario sin que haya quedado plenamente resuelto el problema de la distribución de la tierra. La Revolución Mexicana quedó en deuda con los campesinos, a pesar de que muchos de éstos dieron la vida por mejorar su suerte.


Con todo y el reparto agrario, la pobreza en el campo siguió y sigue siendo verdaderamente alarmante: tenemos un campo descapitalizado, con una baja productividad y producción, problemas de marginación y de comercialización.

El 7 de enero de 1907 las tropas de Porfirio Díaz encabezadas por José María Villarreal, acribillaron brutalmente a miles de obreros de las fábricas textileras veracruzanas de Río Blanco, Santa Rosa y de Nogales, quienes protestaban por la brutal explotación a la que estaba sometida la clase obrera mexicana. Hombres, mujeres, ancianos y niños fueron asesinados por el sólo hecho de exigir justicia. En aquel entonces, en la industria textil, como en toda la industria del país se daba una situación de extrema explotación y negación de derecho a los obreros. Las jornadas de trabajo eran de 15 horas o más, con media hora para tomar alimentos, se incrementó la intensificación del trabajo, así como las sanciones, multas y despidos injustificados.

Los obreros durante sus horas de trabajo estaban sometidos a un régimen de vigilancia mediante una libreta que ellos mismos debían comprar, cuidar y presentar todos los días al administrador de la fábrica, el cual iba anotando en ella los supuestos elementos positivos y negativos de la conducta del obrero, y como es de suponer, el 99% de dichas notas eran malas, porque de lo que se trataba era de mantener al obrero siempre con amenaza del despido sobre su cabeza para evitar que se revelara. Dicha libreta era un grillete atado al pie del obrero, porque si éste quería cambiar de trabajo era requisito la presentara como un certificado de buena conducta. Además, el salario del obrero estaba sometido a numerosos descuentos injustificados, como por ejemplo, para celebrar fiestas cívicas y religiosas. Se descontaba también de su salario el costo de las  piezas frágiles de los telares que se rompían con mucha frecuencia, sin tomar en cuenta, si la avería era culpa del obrero o de la vejez de la máquina. También se le hacían descuentos por concepto de multas como castigo por supuestas o reales faltas a la disciplina. Los obreros estallaron y la mano del gobierno se hizo sentir.

Aunque castradas de su verdadera esencia, durante los gobiernos priistas estas fechas eran recordadas con la asistencia del mandatario federal y la congregación de campesinos. En esta nueva administración poco se ha dicho hasta el momento sobre la conmemoración a la ley agraria y sobre los mártires de Río Blanco se informó que solo asistirá el gobernador del estado y funcionarios Federales. Sin embargo, en el campo sigue la situación de pobreza, de falta de apoyos verdaderos que permitan la tecnificación de éste, que ayuden a producir a menores costos y en mayor cantidad, de tal suerte que los campesinos tengan ingresos suficientes para sostener a sus familias. Acabamos de ver como la actual administración hizo recortes a los programas de los campesinos. Por otro lado, los obreros siguen siendo explotados por los patrones, pues les pagan sueldos ridículos que no alcanzan para la canasta básica y el índice de desempleo es muy alto.

Estas fechas no deben ser olvidadas por los campesinos y los obreros ni por los luchadores sociales serios y honrados. Las circunstancias han cambiado en la forma, pero en el fondo se mantienen igual, por tanto, los anhelos reivindicatorios de los obreros de Río Blanco y de los campesinos que lucharon por justicia social y económica durante la Revolución Mexicana siguen siendo vigentes. Para hacerlos realidad hace falta que el pueblo trabajador se organice y eduque políticamente, para que sea este mismo pueblo quien los haga valer, construyendo una nación en la cual la riqueza se distribuya de una manera más equitativa, en la cual todos tengan trabajo bien pagado, vivienda y los servicios básicos resueltos, acceso a la cultura, al deporte, a la educación, etc.