Antorcha

¿QUÉ PRETENDE JOSE ABELLA?

Samuel Aguirre Ochoa

Desde el año 1986 que se formó la primera colonia antorchista en Córdoba, se desató una andanada de ataques mediáticos en contra de Antorcha Campesina, acusándola de formar cinturones de miseria, que afeaban la ciudad, debido a que se trataba de personas humildes; que después pedirían al gobierno municipal la introducción de los servicios básicos, como agua potable, luz eléctrica, drenaje, construcción de escuelas, pavimento, etc. Chorros de tinta se escribieron tratando de desvirtuar y frenar la lucha que cientos de familias humildes estaban dando para conseguir un pedazo de tierra en el cual construir sus casas; páginas completas en los periódicos llenas de ataques ofensivos en contra de los solicitantes de vivienda; intervención de la policía para desalojar a los atrevidos que pedían tierra para vivir. Quién estuvo financiando dichas campañas mediáticas, porque todos sabemos que los medios de comunicación no te publican de a gratis, sabemos que para aparecer en ellos hay que pagar mucho dinero. Sin embargo, las familias se mantuvieron unidas, lucharon y formaron la primera colonia popular en la Reserva Territorial Crucero Nacional.

Los antorchistas sabemos que una de las personas que financió aquellos primeros ataques fue José Abella García, magnate multimillonario de Córdoba, dueño de varias empresas prestadoras de servicios, de constructoras, aviones, autos de lujo, ranchos, etc. Una vez tuve la oportunidad de platicar con él, con la mediación de un amigo en común, para preguntarle cuál era la razón por la cual atacaba tanto a los antorchistas en el periódico de su propiedad El Buen Tono. Me dijo muchas cosas, pero algo que pude percibir, es que se trata de un individuo que se cree Dios y dueño del municipio de Córdoba.

El segundo paso de la lucha fue por la introducción de los servicios y, de nuevo, la campaña negra en los periódicos, ahora atacando a los antorchistas de llevarse los recursos del erario para estos cinturones de miseria, recursos que mejor debieran invertirse en el centro de la ciudad, es decir, en las calles en las cuales están establecidos los negocios de los pudientes. Con el tiempo, los habitantes de estos asentamientos no sólo lograron importantes avances en su desarrollo material, sino que además han construido escuelas, espacios deportivos y culturales de gran trascendencia para el sano desenvolvimiento de la juventud. Han gestionado recursos estatales y federales y los han traído a Córdoba para el bienestar de sus habitantes.

Este proceso ha generado conciencia política en miles de familias cordobesas, que se han dado cuenta de la importancia que tiene el estar organizados y de luchar para exigir lo que por derecho les corresponde. Han visto que el hombre aislado es polvo humano, al cual los gobiernos pueden maltratar y vencer con mucha facilidad, en cambio, cuando se organizan, su fuerza se potencia, se multiplica y pueden obligar al gobierno a que les haga caso y les regrese en forma de servicios lo que la gente paga vía impuestos. Se ha dado cuenta, pues, que si no luchan y exigen, los funcionarios públicos se roban su dinero.

Como era de esperarse, esta situación no les ha gustado a los políticos que siempre han vivido de oprimir a los trabajadores, a los funcionarios de gobierno que se han enriquecido de robar el dinero del erario. La organización y educación del pueblo trabajador tiene muy molestos a estos políticos corruptos y por todos los medios tratan de destruir dicha organización.

Cuando no les funcionan las campañas difamatorias en los periódicos, recurren a la agresión física, a la provocación descarada, a la represión policíaca, a la fabricación de delitos, a la intriga, al rumor, etc. No escatiman medios ni recursos. Así se explican los últimos hechos emprendidos por José Abella en contra de los antorchistas cordobeses, cuando los acusa de haber quemado uno de sus camiones de pasaje. Se trata de una provocación, de un nuevo ataque, para difamar a Antorcha en su periódico El Buen Tono y su estación Radio Banana.

Antorcha le estorba a José Abella en sus planes expansionistas, en su afán de apoderarse de la riqueza de Córdoba y la región. La verdadera maniobra consiste en golpearnos, en contubernio con la presidenta municipal, Leticia López Landero, no sólo para meter sus autobuses piratas en toda la ciudad, sino también, para seguir acaparando la construcción de la obra pública municipal. En este contubernio salpicado de corrupción, las constructoras de José Abella y de su cuñado Carlos Guraieb Argudín, se están robando la mayor parte del dinero del Ayuntamiento cordobés. En este propósito monopolizador no sólo afecta a los antorchistas, perjudica a toda la ciudadanía de Córdoba, por lo cual deben de estar alertas.

Voracidad de José Abella: ahora que las colonias de Antorcha están desarrolladas, después de habernos insultado y llenado improperios, después de 32 largos años de lucha, quiere hacer negocio con los antorchistas, introduciendo sus autobuses y constructoras. Porque de acuerdo a versiones que circulan, la presidenta municipal y la gente de Abella, andan diciendo, que la condición para pavimentar las calles de las colonias de reciente creación, consiste en que los antorchistas se suban a sus autobuses, de lo contrario no habrá obra pública en las mismas.

Por lo anterior hacemos responsable a José Abella García, de lo que les llegara a pasar a compañeros antorchistas en Córdoba, asimismo, a Leticia López Landero que en contubernio con Abella se sienten dueños del municipio.