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Los Debates Electorales: Más allá de las Palabras, la Verdadera Esencia de los Candidatos

✍🏻 Jorge Alx Cuevas

Los debates electorales, concebidos como un ejercicio democrático para exponer los proyectos y propuestas de los candidatos, se han convertido en un escenario donde se pone a prueba la autenticidad y el carácter de quienes aspiran a representar a la sociedad. En lugar de ser espacios para el intercambio de ideas, lamentablemente se han transformado en arenas de confrontación, donde la verdadera esencia de los contendientes sale a relucir, mostrando quién es quién en realidad.

El reciente debate entre los candidatos a la Gubernatura de Veracruz, Rocío Nahle, Pepe Yunes y Polo Deschamps, evidenció la dinámica de un campo de batalla más que un espacio de diálogo político constructivo. Las propuestas quedaron relegadas a un segundo plano, mientras los ataques, reproches y desplantes ocupaban el centro del escenario, desviando la atención de lo verdaderamente importante: el bienestar y las necesidades de la población.

En este contexto, una iniciativa de Reforma propuesta por una diputada en San Lázaro cobra relevancia al buscar comprometer a los candidatos a cumplir con sus promesas de campaña ante el INE. Esta propuesta, de ser implementada, podría representar un paso significativo hacia una mayor transparencia y responsabilidad por parte de los aspirantes políticos, contribuyendo a fortalecer la confianza de la ciudadanía en el proceso democrático.

A pesar de los esfuerzos por elevar el nivel de los debates y enfocar la discusión en propuestas concretas, la realidad muestra que la influencia de estos eventos no necesariamente se traduce en una decisión definitiva por parte del electorado. Los debates pueden servir para desenmascarar la actitud y el carácter de cada candidato, pero la verdadera elección se gesta en la conciencia y la evaluación crítica de los ciudadanos sobre quién representa mejor sus intereses y aspiraciones.

En el debate reciente, Rocío Nahle demostró decisión y seguridad, enfrentando ataques con firmeza y enfocando sus respuestas en propuestas concretas. Pepe Yunes, por su parte, se vio en una posición incómoda, enfrentando un entorno de confrontación al que no acostumbra, pero logrando equilibrar su participación con su experiencia política. En contraste, Polo Deschamps, a pesar de sus propuestas, quedó relegado y pasó desapercibido, mostrando una imagen de soledad y falta de impacto en el debate.

A medida que las campañas electorales avanzan y los debates continúan siendo un escenario de confrontación y exposición pública, es necesario reflexionar sobre el verdadero valor de estos eventos en el proceso democrático. Más allá de las palabras y las estrategias de marketing político, la esencia de los candidatos y su compromiso con la sociedad deben ser los pilares sobre los cuales se construye la confianza y la legitimidad en el sistema político. La verdadera influencia no radica en lo que se dice en un debate, sino en la coherencia entre las palabras y las acciones de quienes aspiran a dirigir el destino de una nación.