COLABORACIONES

Gordillo y la flaca justicia

 Isael Petronio Cantú Nájera

El sistema político mexicano hasta hoy, ha sido un simulacro de Estado de Derecho; si bien las cárceles están repletas de delincuentes menores y mayores, no es menos cierto que la impunidad campea a lo largo del país, dando la impresión de que justicia no hay o que se vende al mejor postor.

El tema de la justicia, desde tiempos inmemoriales ha sido problemática y su definición llena millones de pergaminos y de páginas en los libros de bibliotecas gigantescas… la justicia penal, en su sentido estricto; tendría necesariamente que basarse en lo normado por las leyes en un Estado determinado y asumir que nadie está por encima de esa ley… y ¿los jueces mismos? Y ¿los políticos que legislan la ley y quienes la aplican? Y ¿los poderosos que hegemonizan el propio Estado?

No deberíamos de dudar ni un instante para decir: ¡Ellos también están obligados a respetar la ley! Pero…

Cualquiera que no sea abogado y los abogados también saben que la ley en México se prostituye y se vende al mejor postor; pero aún más grave: es el seudoinstrumento que los gobiernos utilizan para quitarse de enfrente a las oposiciones o adversarios incómodos. Lo más tenebroso sucede cuando los órganos encargados de impartir “justicia” son los mismos que integran los cárteles de la droga o grupos criminales de cualquier tipo y a la vez son los criminales que obedecen las órdenes de muerte dictadas por el político corrupto.

Hace unos días, unos jueces dictaminaron que los delitos por los que metió Peña Nieto a la poderosa dirigente del SNTE, Elba Esther Gordillo, a la cárcel, nunca fueron probados y en consecuencia ordenaron que la pusieran en libertad. Así fue, Gordillo está libre y exige que su expediente sea borrado por completo y se escuchan voces de que quiere volver a dirigir al gran sindicato de maestros.

¿Es inocente Gordillo? ¿Es una ciudadana proba y respetuosa del Estado de Derecho? ¿Amasó su fortuna por medios lícitos y comprobados? Sabiendo la infinidad de actos que fueron públicos en su momento; los señalamientos de la CNTE, los crímenes acaecidos dentro de las pugnas magisteriales cuando ella era dirigente del SNTE, arriesgo mi juicio de que no es inocente, tampoco honrada y que su fortuna creció en medio de la corrupción imperante en el país.

Sin embargo, fue detenida, recluida en un penal, puesta en su casa ante enfermedades propias de su edad y finalmente absuelta de los delitos que se le imputaban… así podríamos decir que a Gordillo, la justicia le hizo justicia.

El mal uso de los mecanismos judiciales que los personeros del gobierno suelen utilizar, prostituye a la justicia. En el caso de Gordillo, se volvió incómoda justo en el momento en que dejó de apoyar al PRI, coqueteó con el PAN y terminó apoyando a MORENA, ¡Hábil la condenada! Pero por eso nadie merece cárcel y se ha visto que tampoco el método de recluir a los adversarios está dando resultados, pues desde la cárcel bien se puede acrecentar la pertenencia a un movimiento político y salir airoso de ello: Gandhi y Mandela y ahora Lula, son casos ejemplares.

Era obvio que Gordillo iba a la cárcel no por ser delincuente común, sino por ser adversaria en su momento del PRI y del PAN, estos partidos, sin duda alguna alimentaron a todos los líderes parecidos a Gordillo,  pues si los apoyaban, se hacían de la vista gorda y los dejaban andar y hacer; por ahí andan cientos de líderes y liderezas de la misma calaña que Gordillo vendiendo al mejor postor su influencia sobre el gremio y ofertando sus votos… Que por cierto es un mecanismo que ya se está acabando, y a esos aún no les dicen nada.

Lo que marcará un hito histórico es que el propio manejo del sistema judicial deje de ser una arma política y se centre exclusivamente en hacer valer el imperio de la ley y lo que mandata la Constitución y los códigos sustantivos y adjetivos. Si el Estado de Derecho se vuelve un imperativo categórico para cada ciudadano; si existe la reprochabilidad de los actos contrarios al derecho en el espíritu de cada ciudadano; sin deja de existir impunidad ante cualquier ilícito penal y se juzga y penaliza desde el presidente de la república hasta el más pobre de los ciudadanos con la misma vara, entonces y solo entonces, la justicia podrá dejar de estar flaca y la Gordillo limitará sus acciones al marco de la Ley.

¡Hic Rhodus, hic salta!