NAOLINCO

Naolinco, candidato a Pueblo Mágico

A tan sólo 32 kilómetros de Xalapa se encuentra una pintoresca población que aún conserva su arquitectura de antaño en gran parte de su centro histórico.

Su parroquia franciscana con advocación a San Mateo Apóstol inicia su construcción en la segunda mitad del siglo XVIII.

En 1816 Naolinco es centro de operaciones insurgentes comandada por Guadalupe Victoria estableciendose en el cerro del Equinite. En 1881 se eleva a categoría de Villa, cinco años más tarde se suprimen los municipios de San Miguel Aguasuelos y San Pablo Coapan, anexándolos a Naolinco.

Miguel Palacios Acosta, nacido en este lugar, funge como gobernador Interino del 23 de junio de 1849 al 28 de enero de 1850, y desempeña el cargo de Gobernador del Estado en el período de 1850 a 1853.

En 1910 por decreto, la Villa de Naolinco se eleva a la categoría de ciudad, llamándola Naolinco de Victoria, en honor a Guadalupe Victoria.

En 1938, don Narciso Bartolomé unió esfuerzos y coordino los trabajos de la primera brecha abierta para dar comunicación a la ciudad de Naolinco, hasta entonces incomunicada; la referida brecha se alojó en el camino que va a Las Haldas, cerro del Equinite y El Espinal, en esta obra participó todo el pueblo de Naolinco. Concluida esta obra inicia el servicio de transporte de pasajeros Xalapa-Naolinco con los autobuses «Titán» y «Orinoco».

Un lugar con tradiciones, entre ellas «La danza de moros contra cristianos» la cual se celebra a partir del 21 de septiembre fecha que es su fiesta patronal.

Las fiestas de los fieles difuntos y de todos los santos que se celebran los días de muertos en todo el país pero este lugar tiene una connotación muy especial, misma que consiste en visitar las casas donde se han elaborado los altares y entonar ahí los cantos de alabanzas, llamados alabados.

Su gastronomía es rica en variedad, olores y sabores se conjugan para dar un toque muy provinciano, los chicharrones, el mole, el pan y sus dulces son inigualables.

Un lugar que vale la pena visitar.

 

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