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🔴“Rocío Nahle: Una gobernadora en la mira” ✍🏻Por Jorge Alejandro Cuevas

Desde el primer día de su mandato, Rocío Nahle ha tomado el timón de Veracruz con una agenda de cambios concretos y directos, que han generado tanto aprobación como resistencia. La exsecretaria de Energía llegó al gobierno estatal con la promesa de limpiar las estructuras corroídas por años de prácticas abusivas, y en varios frentes lo está cumpliendo. Sin embargo, su estilo firme y sus declaraciones sin filtros también la han convertido en blanco de una campaña sistemática de ataques políticos, muchos de ellos sin sustancia ni sustento.

En apenas unos meses de gestión, Nahle ha puesto sobre la mesa acciones que en otros sexenios fueron impensables: eliminación de casetas de peaje innecesarias, retiro de retenes que operaban como focos de extorsión, desaparición de grúas piratas ligadas a verdaderas mafias, y cese de policías y tránsitos vinculados a prácticas de corrupción. Estos movimientos no solo tienen impacto en la percepción ciudadana, también golpean intereses enquistados durante años en sectores clave del estado.

No es casual que estas medidas hayan sido más visibles en regiones como la zona capital, donde históricamente se ha ejercido un control político y económico en la sombra. Allí, precisamente, es donde el golpeteo se ha intensificado. Lo preocupante no es la crítica, que es legítima en una democracia, sino la ausencia de argumentos sólidos detrás de muchos señalamientos. Es un fenómeno repetido: se descontextualizan frases, se deforman declaraciones y se buscan escándalos donde solo hay política pública en ejecución.

Un ejemplo claro fue la reacción ante las palabras de Nahle sobre los vínculos delincuenciales en algunas dirigencias de Movimiento Ciudadano. La gobernadora habló con contundencia y lanzó una advertencia: en municipios donde haya evidencia de estos enlaces, se actuará con máxima cautela en la colaboración institucional. Lo que siguió fue una ola de titulares manipulados que la colocaban como enemiga del diálogo o incluso como intolerante. Nada más alejado de la realidad.

¿Es esta una estrategia orquestada? Muchos analistas políticos así lo sugieren. Los grupos que durante años se beneficiaron del desorden ven hoy en peligro sus privilegios. Y han encontrado eco en algunas trincheras mediáticas dispuestas a amplificar cualquier tropiezo —real o fabricado— para debilitar la figura de la mandataria.

Pero más allá del ruido, los hechos están sobre la mesa. Hay vigilancia permanente en carreteras federales, se está renovando el transporte público en la zona del puerto, se ha fortalecido la promoción turística y cultural del estado, y se han reactivado proyectos de infraestructura y obra pública con respaldo del gobierno federal. Incluso la entrega de medicamentos, una demanda constante de la población, ha empezado a registrar mejoras.

¿Hay áreas que mejorar? Por supuesto. Una de ellas, evidente, es la estrategia de comunicación institucional. En un entorno tan polarizado, la forma en que se emite la información es casi tan importante como la información misma. Nahle y su equipo deben aprender a blindar sus mensajes del amarillismo y a conectar con una ciudadanía que está bombardeada por narrativas contradictorias.

Rocío Nahle no la tiene fácil. Está peleando en varios frentes: combatiendo inercias internas, enfrentando campañas negras externas, y al mismo tiempo, tratando de construir una nueva forma de gobernar. Lo cierto es que su administración apenas comienza, pero si algo ha demostrado es que no llegó para administrar el deterioro, sino para sacudir estructuras. Y eso, inevitablemente, genera resistencia.

La pregunta no es si hay golpeteo. La pregunta es: ¿qué hay realmente detrás de él? Porque, en política, los ataques no siempre vienen del frente. A veces, los embates más certeros nacen desde la misma casa. Y no sería la primera vez que, por ambiciones internas o facturas pendientes, el fuego amigo busque hacer más daño que la oposición declarada.