COLUMNAS

Adiós al partido…

Isael Petronio Cantú Nájera

Me he formado en la lectura desde los cinco años, por mis manos han pasado muchos libros, unos alentadores, otros insulsos, otros francamente formadores de lo que soy y seguiré siendo: un ciudadano del mundo que vive procurando ser justo y equitativo, democrático, honesto, trabajador y sobre todo feliz, muy feliz.

En esa formación aprendí que el mundo que vivimos y su sistema económico y político, se fundamenta en la explotación brutal de la fuerza de trabajo, lo cual da como resultado la concentración del capital en unas cuantas manos y la depauperación de miles de millones de trabajadores de todo tipo.

El sistema capitalista y los gobiernos que emanan como socialdemocracias, crean la ilusión de que cualquiera, en el ámbito de su libertad, puede estar en el polo de los ricos y no de los pobres; sin embargo detallados estudios sociológicos, económicos y políticos, han demostrado que el porcentaje de esos sectores medios que pudiesen arribar a las clases altas son muy pequeños y que en las crisis mayores son más los que se depauperan, sufren y mueren en condiciones lamentables de explotación y pobreza.

Por otro lado, arribar a las clases ricas significa una guerra cruel y brutal que deshumaniza pues se tiene que triturar al sujeto explotado, acrecentar el egoísmo y ver impasible la destrucción de millones de gentes en la miseria y su muerte por simple hambre, enfermedades prevenibles o curables o en fatídicas guerras, cuyo fin siempre ha sido acrecentar la riqueza de unos cuantos.

Mi formación humanista, médico primero y abogado después, me hizo buscar, indagar, aprehender, sobre una solución a los problemas creados por el capitalismo y di de lleno con los sistemas comunistas y socialistas de producción y sus modelos políticos; sin tanta complejidad: el trabajo cooperativo, donde todos aportan lo mejor de si mismos para crear la riqueza del grupo y se reparten según sus necesidades reales, vendría siendo, respetando proporciones, el modelo ideal donde no se explotara a nadie y donde se respetara al máximo la libertad y personalidad de cada integrante… en ese ideal me volví el animal político que soy actualmente.

A lo largo de mi vida, me formé como un ciudadano de izquierda, cuyos objetivos generales eran luchar contra los privilegios que el capitalismo otorga a una clase; ampliar los espacios de la gobernanza de tipo democrático, haciendo que la ciudadanía participara más activamente en la toma de decisiones y el respeto irrestricto a las buenas leyes, impulsando la reforma de las malas para ir ajustando un nuevo Estado de Derecho que no solamente consagrara las leyes del capitalismo, sino que creara las de un Estado Social, garante de los universales derechos humanos, tanto políticos como sociales… en esa lucha he sido legislador dos veces, una como diputado local y otra como federal, construí y ayude a construir sendos partidos desde mi militancia en la guerrilla, el PCM, el PSUM, el PMS y finalmente en el PRD; ayudé a redactar cientos de textos para crear la línea política, el programa y los estatutos del partido, siempre con la lealtad y convicción de que el partido era un instrumento de lucha social que contribuiría a construir un nuevo Estado Social y Democrático de Derecho que desmontaría paulatinamente el modelo capitalista y construiría uno de profundo contenido socialista, cooperativista, humanista y gobernanza democrática

No ha sido así. Asistimos al final pervertido de partidos de izquierda cuyas élites han traicionado los fines históricos de las lucha por la justicia y la equidad, vemos en los gobiernos, dizque de izquierda, la impronta de ciudadanos venales, analfabetas funcionales, que creados en el crisol del capitalismo montan y reproducen sus mismas condiciones políticas y económicas, pero aún más: su ansiedad por ser nuevos burgueses los hace multiplicar los actos de corrupción robándose de mil formas los bienes de la sociedad.

En el último consejo del PRD, donde se termina por apoyar al candidato de la derecha panista hacia la presidencia de la república; se puede mirar un video donde, peor que aves de rapiña, sus integrantes, a golpes, sillazos, patadas y mordiscos se disputan los restos del cadáver del partido.

Atrás ha quedado el debate político y reflexivo para ponerse de acuerdo sobre la mejor estrategia para triunfar en la lucha político electoral o para definir el programa democrático de gobierno; ahora, la ansiedad en medio de la crisis y la depauperación por trabajar en la burocracia ya sea por elección o designación, los ha llevado a imitar y multiplicar las peores conductas políticas del sistema liberal capitalista: compra de votos, violencia con grupos de presión, alianzas criminales con los grupos de delincuentes del narco y otros delincuentes, prostitución y arribo por contraprestaciones sexuales; es decir, lo que buscábamos revolucionar, transformar, poner un alto, acabar, terminó por contagiarnos de manera mortal y pasamos de ser un partido revolucionario a uno palero, corrupto y apéndice de la derecha… pero lo peor, en los gobiernos que montamos o en los que se meten a trabajar como simples burócratas: lejos de darle un contenido socialista a las políticas públicas, terminan reproduciendo lo peor del sistema capitalista, ya sea por acción u omisión, de tal suerte que el sistema se refuerza y multiplica. Seguro que esos individuos acrecentarán su riqueza personal, pero sin duda, son unos traidores al programa, a la línea política del partido, pero más: al pueblo, a la ciudadanía que espera un verdadero cambio revolucionario, un cambio civilizatorio.

Por ello, este PRD y sus actuales dirigentes, no me representan y mucho menos representan a los miles de militantes que luchamos por la construcción de un Estado Social y Democrático de Derecho; han hecho del partido un instrumento reaccionario y ellos se han convertido en una gavilla de bandoleros que se venden al mejor postor con el fin de quedarse con los despojos del partido y ocupar los cargos que les ofertan quienes tienen más poder que ellos, obviamente, no les durará mucho el gusto, porque a pesar de que invadieron como piratas al partido, desde abajo, desde la ciudadanía, desde la militancia consecuente con la idea de construir un nuevo Estado el cambio político y social llegará pronto.

Así, como este PRD derechizado, traicionero a la línea política y al programa, no es el partido que me representa, no tengo ninguna obligación o responsabilidad moral ni ética para estar con él; por el contrario, seria igualmente culpable por simple omisión seguir militando junto con los depredadores y los traidores a los afanes justicieros de la ciudadanía y del pueblo; en consecuencia, renuncio a militar en el PRD y seguiré militando en el campo más basto de la ciudadanía de izquierda que sigue luchando a nivel local y mundial por un profundo cambio civilizatorio que construya un nuevo sistema económico y social donde el hombre genérico sea el centro de la acción política y no la ganancia del capital.

Como es sabido, el campo de la lucha política no se agota en la vida y estructura de un partido, está de hecho en el área mayor de las luchas civiles de la ciudadanía por la ampliación de más derechos, en la lucha por la igualdad sustantiva y el acotamiento de los privilegios que los sistemas otorgan; desmontar el capitalismo es destruir la desigualdad económica, política y social que él genera y construir la igualdad sustantiva entre los géneros, pero fundamentalmente en lo económico, una equitativa distribución de la riqueza, vía salarios dignos y prestaciones de calidad y cantidad; en lo político, retornándole el poder de decisión al pueblo a través de una ciudadanía participativa estructurada en una gobernanza democrática, con sistemas parlamentarios que acaben con el presidencialismo autoritario y en lo social, con un humanitarismo que impulse un cambio civilizatorio que nos ponga en paz con las demás fuerzas del planeta, que armonice los espacios ecológicos de las diversas especies y vivamos sin depredar ningún sistema, en medio de la sustentabilidad y sostenibilidad de toda la vida.

¡Aquí estamos! ¡Aquí estoy con la ingente tarea de ser para la justicia, la equidad y la felicidad!

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