COLUMNAS

De la soberbia al cinismo 

Punto de Vista

Filiberto Vargas Rodríguez

Prefacio.
Corría el mes de noviembre del 2004. La nueva Legislatura se estaba acomodando y se gestaba una fuerte disputa entre legisladores panistas y priistas. Desde las oficinas, hasta las curules, pasando por las comisiones legislativas y la integración de la Mesa Directiva. *** A días de entregar el poder a su sucesor, el gobernador Miguel Alemán instruyó que las negociaciones por parte del PRI las llevara su hombre de confianza, Alejandro Montano Guzmán. *** A pesar de que la bancada tricolor estaba integrada por gente de amplia experiencia (Juan Nicolás Callejas Arroyo, Silvio Lagos Martínez, Tomás Tejeda, Samuel Aguirre Ochoa, Gilberto Guillén Serrano y Marcelo Montiel, entre otros) Miguel Alemán impuso al coordinador de la bancada, que por primera ocasión no tenía el control del Congreso (que quedó a cargo del PAN). *** Sin embargo, más tardó en llegar Fidel Herrera a Palacio de Gobierno, que en modificarse la estructura de mando en el grupo legislativo del PRI. *** De la manga se sacaron una “coordinación colegiada”, en la que la voz de Alejandro Montano era apenas una más entre cinco (uno de ellos, por cierto, Pepe Yunes). Ya no tenía el respaldo del gobernador que le dio todo. *** Algo así podría suceder en la bancada de Acción Nacional para la próxima Legislatura. El dirigente estatal de ese partido, Pepe Mancha, anticipó que el liderazgo lo mantendrá su fiel escudero, Sergio Hernández (quien se reeligió, una vez más, por la vía plurinominal) pero resulta que en ese grupo figura un personaje con mucha mayor experiencia y capacidad en materia legislativa, Enrique Cambranis Torres, quien ya ha sido diputado local y federal, además de haber ocupado la dirigencia estatal del PAN. *** En noviembre, con el apoyo de su socio Miguel Ángel Yunes Linares, Pepe Mancha podría impulsar a Sergio Hernández pero… ¿ya partir de diciembre, que ya no sean gobierno?

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Tiene razón el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Las elecciones no deben ser fuente de enfrentamiento permanente, ni avasallamiento antidemocrático.
También acierta cuando asegura: “No se vale sólo reconocer triunfos y no aceptar derrotas”.
No hay mejor ejemplo de ello que él mismo.
Este lunes Miguel Ángel Yunes Linares ofreció un mensaje a los veracruzanos para, una vez cumplidos los plazos legales, reconocer el triunfo en las urnas de Cuitláhuac García y ofrecer “la contribución que le corresponde” para que le vaya bien.
Suena a burla, sin embargo, que quien plantea que la política no debe ser “enfrentamiento permanente” insista en su campaña contra los servidores públicos de las administraciones anteriores a la suya.
Sugiere cinismo que de su boca salga una crítica al “avasallamiento antidemocrático”, cuando él mismo se dio a la tarea de doblegar voluntades a través de la extorsión, de la amenaza o del chantaje.
Con una postura sencilla, clara, Cuitláhuac García le ha asestado el más severo golpe a la soberbia del gobernador que se sintió César y quiso disponer de la voluntad de los veracruzanos: “Yo no voy a meter a nadie a la cárcel, porque esa no es función del gobernador. Para eso están los fiscales y los jueces. Mi obligación es velar por el bienestar de los veracruzanos”.
¡Qué diferente suena! Qué distinta luce esa postura a aquella de: “Ni perdón, ni olvido, menos amnistía. Castigo para quienes saquearon las arcas del estado”.
Es distinto ganar gracias al enojo de los ciudadanos, que ganar gracias al hartazgo. En 2016 la gente que salió a votar (que no fue mucha) lo hizo enojada con Javier Duarte, con su equipo de trabajo y en general con todos los candidatos del PRI. En esta ocasión los veracruzanos decidieron dar un golpe en el escritorio y gritar ¡ya basta! Ahora sí salió la población a votar y extendió los efectos de su castigo. Ahora no sólo sancionaron a los priistas, sino al gobernador en funciones, que tuuvo la desfachatez, el desatino, de impulsar como candidato a uno de sus hijos.
El gobernador presumió este día que nadie ha impugnado el triunfo de Cuitláhuac García, como sí lo hicieron hace dos años con su victoria. Por eso aquello de que “no se vale sólo reconocer triunfos y no aceptar derrotas”. Olvida, sin embargo, que él mismo se negó a admitir su descalabro en el 2010, a pesar de que –como en el 2016- los tribunales electorales avalaron el proceso.
Hoy Yunes Linares admite que su hijo fue derrotado, no como un gesto de fervor democrático, sino atado de manos por la considerable ventaja (más de 200 mil votos) que le sacó el candidato de Morena.
¡Bienvenida la Democracia!
Con todas sus consecuencias.

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Epílogo.
Cuitláhuac García le tomó la palabra al gobernador. Pocas horas después de que Miguel Ángel Yunes Linares emitiera un mensaje para reconocer el triunfo de Morena en la elección de gobernador y que invitara al mandatario estatal electo a platicar sobre la situación del estado, Cuitláhuac García respondió a la prensa que sí se reunirá con el gobernador “en la fecha que lo determinen”. *** Cuitláhuac García anticipó que primero se reunirán los equipos de trabajo para acordar los detalles del encuentro. El tema central, por supuesto, será el procedimiento de transferencia del mando. *** Fue una bandera mediática del actual gobierno estatal, y resulta que ellos están igual. Este lunes habitantes de Chicontepec denunciaron un caso de detención ilegal ocurrida el pasado 28 de junio, por parte de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (sí, esos que prometió sanear al mandatario estatal). También denunciaron la desaparición de uno de sus compañeros. La coordinadora de la organización “Servicio Primordial Relevante Indígena”, Agustina Martínez, narró que sin orden de aprehensión los policías la detuvieron a ella y a varios compañeros suyos en la localidad de Mexcatla. Primero los llevaron a un juzgado y más tarde a una Fiscalía, pero en el trayecto sufrieron agresiones y el robo de sus teléfonos celulares. “Un médico certificó en qué condiciones estábamos y nos liberaron (…) fueron más de 48 horas en los separos de la cárcel de Benito Juárez”. *** Fieles a su instinto, los zopilotes merodean la sede del PRI en Veracruz. Esta vez, sin embargo, no encontrarán carroña, no hallarán ningún cadáver, sino una organización unida, trabajando para retomar el rumbo.

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